18 de noviembre de 2009

marcadas con solidaridad


¿Por qué no hacer de nuestro consumo un acto solidario? Cada vez somos más conscientes de la necesidad de ayudar a otros, y queremos hacerlo si no directamente porque no es posible, a través de organizaciones y empresas que nos garanticen la eficacia de la ayuda. Las marcas solidarias hacen posible que al comprar, podamos ayudar a paliar necesidades en países en vías de desarrollo.

La marca ha de ser real y sinceramente solidaria. Da igual lo que diga en su publicidad o en el marketing que realiza... debe ser real y sinceramente solidaria. Y esto, sólo puede saberse si nos lo cuenta la misma marca con datos contantes y sonantes.

La marca realmente solidaria es aquella que sella un producto elaborado por personas con escasos recursos; producto de calidad y competitivo en nuestro mercado económicamente desarrollado. Esconde tras de sí, unos sueldos justos para quienes lo realizan, unos márgenes justos para quienes lo comercializan y un precio justo de salida al consumidor. La marca realmente solidaria exigen mucho trabajo y esfuerzo para obtener unos beneficios, que se destinarán en su 100% al desarrollo de otros proyectos en los lugares de los productos.

Por eso, detrás de la marca realmente solidaria tiene que haber personas realmente solidarias que trabajan mucho y ganan con sobriedad.

Y la marca sinceramente solidaria es la que habla de sus logros para paliar la pobreza, la que con transparencia gélida informa del uso de los beneficios en pro de los más pobres. Quedan fuera entonces aquellas que dicen ser transparentes pero no informan de nada.

6 de noviembre de 2009

Con suma reflexión


El Consumo responsable requiere reflexión. Comprar, como ejercicio humano que es, necesita poner la cabeza, pensar si es necesario lo que vamos a adquirir, si nos sirve, si al comprarlo contribuimos al desarrollo de los más desfavorecidos, o si por el contrario ese producto daña la justicia social.

A poco que pensemos, podemos darnos cuenta de que hay hábitos de consumo que dañan la distribución justa de la riqueza en el mundo, porque sus prácticas son injustas: precios de compra muy bajos, muchos intermediarios y precios de venta escandalosos. Actualmente hay empresas íntimamente unidas a ONG, como respuestas solidarias, que se esfuerzan por hacer presentes en el mercado español, productos elaborados en países en desarrollo -elaborados en talleres impulsados por ellos o de pequeñas empresas ya existentes- y destinan el 100% de sus beneficios a realizar nuevos proyectos de desarrollo en esas zonas.

Por otra parte, la compra responsable exige pensar si el uso dañará el medio ambiente en alguna de sus fases: elaboración, distribución, embasado, venta... o producirá basuras no reciclables... Si estamos comprando algo encarecido por la marca, el envase... o realmente vale lo que estamos pagando.

Es verdad que hay poca información... ¿cómo saber si lo que compro tiene esas características? ¡para eso estamos! y ya sabes... cuando vayas a comprar, ¡piensa un poco!